Historia y origen del platillo Nicaragüense "Vigorón" - Nicaragua

Uno de los aspectos más fascinantes de la gastronomía de cualquier lugar, es sin duda alguna el ejercicio de sumergirse en el tiempo para tratar de determinar los orígenes de algún plato, bebida o costumbre relacionada con esta importante manifestación cultural. 



Historia y origen del "Vigorón Nicaragüense"



De esta forma, encontramos alrededor de algún representante de la gastronomía de algún país, una variedad de versiones sobre el momento, circunstancias y responsables de la creación del mismo.



Esto ocurre con el plato típico conocido como "vigorón".  Este apetecible representante de la gastronomía Nicaragüense consiste en una mezcla de yuca cocida, chicharrón de cerdo y una ensalada que se encarga de darle la sazón inigualable. Es importante resaltar que el chicharrón en Nicaragua es igual que el chicharrón mexicano, consistente en la piel de cerdo frita, con la variante que el primero mantiene la carne que lleva debajo de la piel, muy diferentes los anteriores al español o algunos sudamericanos, que se preparan a base de otras partes del cerdo y que incluyen diferentes ingredientes y formas de preparación.



Sobre el origen de este plato hay una creencia muy generalizada que proviene de la ciudad de Granada y que fue inventado a inicios del siglo XX. No obstante, investigaciones serias nos indican que su origen se remonta muchos años antes y no precisamente en la Gran Sultana. Según Jaime Wheelock Román, en su libro La Comida Nicaragüense, el chicharrón con yuca es una comida que tiene sus origenes en los obrajes y laboríos de añil de Rivas, Nandaime, La Paz Centro y Nagarote, en donde se mantenían cantidades considerables de esclavos. 



Aquí es importante aclarar que no se trata de un plato que aparece como una reminiscencia de la gastronomía de los países africanos de donde eran originarios los esclavos, sino como una alternativa de costo eficiencia, tal como lo expresaría algún economista, contemplada por los explotadores, dueños de esos centros de producción, que trataban de asegurar las energías de sus esclavos mediante una alimentación lo más barato posible. En este sentido, el chicharrón constituía en aquel tiempo un subproducto casi de desecho que por lo tanto tenía un precio bastante reducido y la yuca que se plantaba en todo esa región del Pacífico, con cosechas generosas, también constituía una alternativa que con un bajo precio proporcionaba proteínas y calorías suficientes.



Así pues, por mucho tiempo, estos esclavos se acostumbraron a esta combinación, de tal manera que al momento de su liberación y desplazamiento hacia las diversas regiones del país, el chicharrón con yuca quedó como un alimento que formaba parte de su dieta regular.



A Granada, sin embargo, le cabe el honor de ser la cuna de la comercialización de este platillo, así como su nombre. Aparentemente, la crónica más fidedigna sobre lo anterior es la que fue rescatada por el periodista Granadino Augusto Cermeño en la Revista Turistas, del trabajo del Dr. Alejandro Barberena Pérez, que narra que el vigorón fue inventado por María Luisa Cisneros Lacayo, del Barrio La Islita de Granada, conocida popularmente como “La loca” y que tuvo la idea de vender en los juegos de béisbol de la Gran Sultana un plato con yuca cocida, chicharrón y ensalada picante.  



Habría que anotar que de alguna manera, María Luisa conocía este plato, que hasta entonces se manejaba a nivel familiar y su gran aporte fue sacarlo a vender a la calle. Otro gran aporte fue el nombre, que muchos coinciden que lo tomó de un tónico muy de moda en aquella época: El Tónico Vigorón, así que doña María Luisa no estaba tan loca.



Recuerdo que en la farmacia de mi abuelo, uno de los productos más llamativos, no por su fórmula, ni por su demanda, sino más bien por la figura que llevaba en sus envases, era precisamente el Tónico Vigorón.  Este producto farmacéutico era elaborado por los laboratorios Sydney Ross Company de Nueva York y su fórmula contenía lactofosfato de hierro y manganeso. Ese laboratorio era el mismo que fabricaba las legendarias Píldoras Rosadas o Píldoras de la Vida y era un líder en las medicinas de patente.  



Al inicio se ofrecía la presentación como un tónico en jarabe, sin embargo, luego se manejaba también la presentación en pastillas. La figura que distinguía a este producto mostraba a un hombre forzudo que dominaba a un toro de lidia, de más de mil libras de peso, sometiéndolo mediante una presión descomunal en los cuernos (del toro).  Tenía como lema “Potencia en la sangre”. Todavía se anunciaba a finales de los años cincuenta, especialmente en los partidos de béisbol que eran narrados por radio, cuando alguien realizaba una proeza exclamaba el locutor:  - Fuerte el muchachón, y su compañero completaba: - Porque toma Tónico Vigorón.  Indudablemente con la aparición de los esteroides el tónico cayó a nivel de placebo.



El vigorón pues entró a la vida pública a inicios del siglo XX y llegó para quedarse, pues desde entonces constituye uno de los exponentes más demandados de la gastronomía Nicaragüense, aunque no constituye un plato, sino más bien un tentempié, antojo o refrigerio, que se come generalmente entre comidas.



Cualquiera pudiera pensar que la preparación del vigorón es de soplar y hacer botellas, pues se trata sólo de mezclar, yuca cocida, chicharrón y ensalada.  Sin embargo, la preparación de un buen vigorón es todo un arte. Todo comienza con la selección de la yuca, pues hay que ser un conocedor de este tubérculo para saber cuál es el óptimo para el propósito, pues su presentación debe reflejar que la misma no sea vieja, ni haya sido maltratada en su manejo y para el conocedor basta una revisión de la consistencia y color del extremo para saber su calidad.  



Así mismo, se requiere de cierta experiencia para calcular el tiempo de cocción de la yuca, de manera que llegue a “reventar” debidamente. De la misma forma, el chicharrón debe ser preparado de manera que quede crujiente y que lleve una cantidad generosa de carne, en este sentido, el estilo de preparación del chicharrón Granadino se presta de manera óptima para este propósito. Otro elemento que pareciera irrelevante pero que tiene sus bemoles es la ensalada. La misma debe llevar repollo, cebolla, tomate y en Granada principalmente se le agrega mimbro. El mimbro o bilimbí, es una planta originaria de Indonesia, de la familia de las oxalidáceas y emparentada con el melocotón de estrella o molinillo y cuyo fruto es de sabor ácido.



Estos elementos cortados en tiras pequeñas, debe ser sazonado con vinagre de guineo, el cual debe de estar en su punto, ni muy nuevo ni muy viejo, de tal manera que el Ph del ácido acético alcance un punto determinado y para esto se necesita ser un experto para saber distinguir su calidad. Al final se le agrega chile congo para darle picante y sal al gusto (de la vendedora). El vigorón se sirve invariablemente en hojas de chagüite (plátano) y a pesar que a diferencia del nacatamal, no le agrega ningún sabor especial, es parte del ritual de su ingesta.



Por el celo puesto en su elaboración, el vigorón Granadino ha cobrado fama de ser el mejor de Nicaragua. Los puestos en donde se expende este platillo se han convertido en verdaderos santuarios, en donde locales y turistas tanto del país como del extranjero llegan con la ilusión de probar ese delicioso plato. Los más conocidos son los del Parque Central de Granada o Parque Colón, en donde resalta el negocio de doña Yelba Urbina, mejor conocida como “La gata”, quien pone especial cuidado en los ingredientes que utiliza en la preparación de su vigorón. También está el negocio que fuera una sucursal de la célebre Chichería París. Como parte de su encanto, los negocios del parque, mantienen viejas mesas de madera y sillas de tijera. No obstante, los verdaderos conocedores del buen vigorón prefieren ir al Mercado Central y probar el vigorón que en cada esquina del mismo, se ofrece como el mejor el mundo, en especial el de las Sevilla que tiene casi cincuenta años ofreciéndolo. Para los románticos que mientras sienten que la yuca se desbarata en sus paladares prefieren admirar las olas del Lago Cocibolca, también existen expendios en la playa que ofrecen la tradicional calidad del vigorón granadino. Este platillo debe ingerirse acompañado de un refresco natural, que puede ser chía, linaza, chicha de maíz, cacao o chingue.



Paradójicamente, la mejor yuca de Nicaragua se cultiva en Masaya, sin embargo, en la ciudad de las flores no se ha podido igualar la calidad del vigorón de Granada. Es posible encontrar un vigorón decente en el Mercado de Artesanías, e incluso en el Mercado Municipal, sin embargo, según los conocedores, dista mucho del que se puede encontrar en Granada.




Información cortesía: www.ortegareyes.wordpress.com





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